Embarazo y lactancia

Descubren una alteración en el feto y la placenta que provoca cardiopatías congénitas

Investigadores del Vall d’Hebron han detectado una expresión anómala de ciertos factores en el tejido cardíaco de fetos afectados por cardiopatías. Identificarlos en la sangre materna puede ayudar a la detección precoz.


Embarazo y parto. Imagen: blogdemamas
Embarazo y parto. Imagen: blogdemamas

Un estudio liderado por el Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR), en colaboración con el Kings College University Hospital de Londres, revela alteraciones en la angiogénesis –formación de vasos sanguíneos nuevos a partir de los vasos preexistentes– de fetos humanos con cardiopatías congénitas, que podrían contribuir al desarrollo de algunas de estas enfermedades.

El hallazgo, publicado en el European Heart Journal, puede permitir el desarrollo de nuevas estrategias predictivas y nuevas terapias preventivas para estos pacientes.

Las cardiopatías congénitas afectan a ocho de cada mil nacidos en todo el mundo y solo se detectan en el 50% de los casos de forma prenatal. Las anomalías del corazón y las grandes arterias son los defectos congénitos más comunes, y una de las primeras causas de mortalidad neonatal. Pese a los avances significativos en el conocimiento de los mecanismos que determinan la formación del corazón, las causas de estas anomalías todavía se desconocen en la mayoría de los casos.

Las cardiopatías congénitas afectan a ocho de cada mil nacidos en todo el mundo y solo se detectan en el 50% de los casos de forma prenatal

No obstante, el estudio llevado a cabo en la Unidad de Insuficiencia Placentaria del Hospital Universitario Vall d’Hebron (HUVH) ha presentado la primera evidencia de una angiogénesis anormal en el tejido cardíaco de fetos con cardiopatías congénitas. La angiogénesis desempeña un papel clave en el desarrollo embrionario, ya que es el proceso fisiológico mediante el cual se forman los vasos sanguíneos y el corazón.

Ante esta expresión anómala de los factores angiogénicos en el tejido cardíaco, los investigadores se plantearon si estos marcadores también podían observarse a través de la sangre materna y por lo tanto, en caso positivo, resultar útiles para el cribado de mujeres con un feto afecto.

Según Elisa Llurba, investigadora principal del estudio, se ha podido demostrar que “el problema no solo está en el feto; está en la placenta, y por este motivo vemos esta alteración de los factores angiogénicos en la sangre de la madre durante la gestación”.

En este sentido, asegura que el presente trabajo “abre un campo en la predicción de estas enfermedades y en su prevención, ya que en un futuro podremos diagnosticar precozmente una enfermedad congénita con un análisis de sangre de la madre. De esta manera, si los marcadores indican la posibilidad de sufrir una enfermedad congénita, los especialistas en medicina fetal y los cardiólogos pediátricos podrán confirmar los resultados con una ecografía específica más detallada”.

El problema no solo está en el feto, sino también en la placenta, y por eso se ve esta alteración en la sangre de la madre durante la gestación

65 mujeres embarazadas, a estudio

La segunda fase del estudio se llevó a cabo entre junio del 2010 y septiembre del 2012 en 65 mujeres embarazadas que portaban un feto con cardiopatía congénita. Cada caso fue comparado con tres embarazadas sin complicaciones en el mismo periodo de gestación y que dieron a luz a bebés fenotípicamente normales.

Los investigadores determinaron los niveles en suero materno del factor del crecimiento placentario (PIGF), sFIt y soluble endoglin (sEng) en el segundo y tercer trimestre del embarazo para tratar de determinar si estos cambios estaban relacionados con los marcadores angiogénicos y antiangiogénicos del cordón umbilical fetal y los resultados perinatales.

Los resultados coinciden con la misma línea que los obtenidos en estudios animales y sugieren claramente que hay una excesiva señalización antiangiogénica en el periodo embriogénico. Una señalización que podría contribuir al desarrollo de algunas cardiopatías congénitas, precisamente aquellas en las cuales los grandes vasos o válvulas cardíacas son anormales, como en la tetralogía de Fallot o en los defectos del septo auriculoventricular.

El trabajo abre la puerta al desarrollo de nuevas estrategias para predecir y prevenir esta enfermedad. Aún y así, advierte que todavía harán falta más estudios para fijar hasta qué grado el estado antiangiogénico determina la función cardíaca y el pronóstico clínico, y cuál es la relación entre los trastornos cardíacos y la disfunción de la placenta.

Fuente: VHIR

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