La artrosis es una enfermedad evolutiva y cambiante
Investigadores de tres centros españoles aportan una original perspectiva sobre la progresión de la artrosis, la enfermedad más frecuente del aparato locomotor. Los resultados de la investigación son esenciales para diferenciar el trastorno en distintos subtipos patogénicos y evolutivos.
En un trabajo publicado en la revista Rheumatology, especialistas de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), la Fundación Jiménez Díaz y el Hospital de La Princesa postulan que la artrosis es una enfermedad cambiante debido a la existencia de fenotipos distintos según los mecanismos implicados desde el punto de vista etiopatogénico.
“La artrosis es una enfermedad evolutiva y cambiante, en la que diferentes fenotipos patogénicos ocasionan síntomas en distintos compartimentos articulares que evolucionan a diferentes patrones radiológicos, que finalmente confluyen en un síndrome clínico común con el consiguiente fracaso de la integridad articular”, sustentan los especialistas.
Sus conclusiones se basan en hallazgos experimentales en modelos de artrosis en conejos y ratas hembra producidas por desestabilización quirúrgica de la rodilla, a las que se indujo además una osteoporosis por castración (ovariectomía bilateral), con el derivado efecto nocivo en el hueso.
“Los hallazgos confirmaron que la ausencia del estímulo hormonal, y más concretamente estrogénico, tenía un efecto negativo, sumatorio y dual en el cartílago articular y en el hueso subcondral que, a escala traslacional, convertía a la mujer postmenopáusica en una diana o grupo de riesgo independiente, artrosis por deprivación estrogénica, con unos mecanismos claramente diferenciadores”, añaden los investigadores.
Factores externos como la diabetes y la obesidad modifican la evolución y sintomatología de la artrosis
La sintomatología de la artrosis se caracteriza por dolor de características mecánicas, rigidez articular, chasquidos articulares debido al roce del cartílago desgastado y reducción de movilidad. El diagnóstico se basa en la clínica expuesta, la edad del paciente y la radiología. Sin embargo, los hallazgos radiográficos aparecen en fases evolucionadas, lo que hace que el diagnóstico de la enfermedad sea tardío y las posibilidades de actuación escasas.
Tres subtipos de artrosis
El mismo grupo de especialistas —dirigido por Gabriel Herrero-Beaumont, de la Bone and Joint Research Unit de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid— ya había propuesto una nueva clasificación de la artrosis con un fundamento etiopatogénico: artrosis tipo I, que es genéticamente determinada, de aparición relativamente precoz y donde existe un claro componente hereditario; artrosis tipo II, que aparece tras la menopausia y en la que la deprivación estrogénica juega un papel primordial; artrosis senil o tipo III, que aparece con la edad y en la que el principal mecanismo implicado tiene relación con el envejecimiento del condrocito (célula del cartílago) y la matriz cartilaginosa.
Estos diferentes subtipos de artrosis, según plantean los investigadores, vienen condicionados por otros factores exógenos, como la inestabilidad articular, la diabetes, la obesidad y el síndrome metabólico, que modifican la evolución y sintomatología de la enfermedad.
De acuerdo con los autores, la clasificación y los resultados de su investigación son esenciales para diferenciar la artrosis en distintos subtipos patogénicos y evolutivos, lo que tiene una enorme transcendencia a la hora de clasificar a los pacientes en grupos terapéuticos. “No todos los pacientes con artrosis son iguales, por lo que los resultados de los ensayos clínicos podrán ser muy distintos según el tipo de artrosis. A largo plazo, esto permitirá diseñar tratamientos personalizados, como actualmente está ya ocurriendo en otras enfermedades reumáticas”, concluyen.
Concepto actual de la artrosis
Más del 70% de la población mayor de 50 años de nuestro entorno tiene signos radiológicos de artrosis en alguna localización. Se trata de la enfermedad reumática más frecuente, y afecta principalmente a mujeres tras la menopausia.
Más del 70% de la población mayor de 50 años de nuestro entorno tiene signos radiológicos de artrosis en alguna localización
La visión que se tenía de la artrosis como patología casi exclusiva del cartílago ha cambiado en los últimos años. Actualmente se piensa que la artrosis es una enfermedad heterogénea, global y progresiva, con afectación de todas las estructuras articulares: cartílago, hueso subcondral, membrana sinovial y tejidos blandos adyacentes (cápsula, tendones, ligamentos y bolsas sinoviales periarticulares).
Así, no es lo mismo la artrosis postraumática o la que aparece como consecuencia de un trastorno inflamatorio previo, que la artrosis secundaria a un trastorno genético o la que aparece en las articulaciones de carga en el sujeto obeso con sobrecarga mantenida de dichas articulaciones.
Del mismo modo se ha visto que el componente óseo e inflamatorio de la artrosis es más frecuente de lo que se pensaba. De ahí que, en terminología anglosajona, se conozca a la artrosis como osteoartritis, aludiendo precisamente a esta participación del hueso subcondral y la membrana sinovial. De hecho, muchos autores la consideran una enfermedad inflamatoria de bajo grado.
Por todo ello, la sintomatología va a experimentar variaciones a lo largo de su evolución, en función del tejido principalmente implicado en cada momento. Esto, de acuerdo con los especialistas, dará lugar a que se pueda hablar de diferentes fenotipos o variantes clínicas; lo que es fundamental a la hora de plantear un tratamiento específico, puesto que no es lo mismo un paciente con un marcado componente inflamatorio que el que tiene una afectación ósea, bursal o de partes blandas.
Fuente: UAM