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Un desfibrilador subcutáneo pionero en España para tratar arritmias cardíacas graves

Un desfibrilador subcutáneo pionero en España para tratar arritmias cardíacas graves

Especialistas de la Clínica Universidad de Navarra han implantado por primera vez en España un desfibrilador que se instala totalmente debajo de la piel. Se trata de un dispositivo indicado para personas que sufren arritmias ventriculares, potencialmente mortales, que pueden ser debidas a infartos, patologías hereditarias o congénitas u otras cardiopatías.

Equipo de Arritmias y Cardiología con el primer paciente. Imagen: Basque Research.

Los desfibriladores son aparatos que detectan las arritmias y las tratan mediante una descarga eléctrica que consigue recuperar el ritmo del corazón. Los desfibriladores convencionales constan de un generador de energía eléctrica que se coloca en el paciente bajo la clavícula, mediante una incisión lateral próxima a la axila.

“Al implantarlo de forma subcutánea se evita la necesidad de que el cable llegue hasta el propio corazón para realizar la descarga”

El generador está conectado a un cable que ha de introducirse hasta el corazón a través de una vena. En caso de que el paciente que porta el desfibrilador sufra una arritmia, el dispositivo emite una descarga eléctrica que consigue restablecer el ritmo cardiaco, devolviéndole la frecuencia normal y evitando la muerte del paciente.

Ahora, expertos de la Unidad de Arritmias de la Clínica Universidad de Navarra han implantado, por primera vez en España, un desfibrilador totalmente subcutáneo indicado para personas que sufren arritmias ventriculares, potencialmente mortales, que pueden ser debidas a infartos, patologías hereditarias o congénitas u otras cardiopatías.

Paciente pionero

Si bien el funcionamiento es similar, las dos partes del nuevo dispositivo, tanto el generador de energía o batería como el cable que conduce la descarga, se colocan de forma subcutánea, de modo que no es necesario acceder hasta el corazón. Esta característica aporta ventajas: puede salvar la vida de aquellos pacientes en los que, por distintas circunstancias, no sea posible el acceso del electrodo hasta el corazón mediante cables intravenosos.

Este es el caso del primer paciente al que le han implantado el desfibrilador subcutáneo, Asier de la Torre, de 33 años, con una cardiopatía congénita con riesgo de sufrir arritmias graves. Debido a una intervención realizada con anterioridad, resultaba imposible el acceso hasta el corazón con el cable propio de un desfibrilador convencional. “El nuevo dispositivo se convertía en la única solución para tratar a este paciente, ya que al implantarlo de forma subcutánea se evita la necesidad de que el cable llegue hasta el propio corazón para realizar la descarga”, subraya Naiara Calvo Galiano, doctora del paciente.

De la Torre insiste en que para su decisión fue crucial “que no tuvieran que volver a tocarme el corazón, inconveniente que evitaban con este desfibrilador”. “Con tres incisiones en la piel –recuerda- me lo implantaron, lo que para mí supuso una gran comodidad y una tranquilidad absoluta”.
Otros beneficios

Además de que evita la necesidad de acceder al corazón, otros de los beneficios que aporta el desfibrilador subcutáneo residen en evitar las complicaciones derivadas de esta circunstancia, como es la posibilidad de que se mueva el electrodo, a la vez que elimina las posibilidades de lesión vascular y reduce el riesgo de infecciones. Para poder implantar el desfibrilador subcutáneo es necesario realizar en el paciente “una serie de mediciones que establezcan la posición adecuada del cable para detectar el ritmo del corazón. El cable del nuevo dispositivo presenta unas características especiales, de forma que con una instalación subcutánea se ofrece la misma eficacia que con la convencional”, argumenta Calvo.

Entre los pacientes especialmente indicados para la implantación del desfibrilador subcutáneo frente al habitual figuran aquellos en los que sea imposible el acceso al corazón por una vena adecuada, así como los pacientes pediátricos, en los que con los años suele ser necesario cambiar el cable. El nuevo dispositivo, al ser subcutáneo, ofrece mayor facilidad para los cambios de materiales que sean precisos.

El tiempo necesario para este procedimiento es similar al que se precisa para el convencional y se sitúa en torno a una hora. No es necesaria anestesia general, puede colocarse mediante sedación y el ingreso hospitalario es de 24 horas. En todos los tipos de desfibriladores es necesario realizar un cambio de batería, normalmente, cada cinco a ocho años.

Fuente: Clínica Universidad de Navarra

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