Salud

Identificado un antioncogén dentro de un oncogén

Identificado un antioncogén dentro de un oncogén

Un estudio liderado por Manel Esteller descubre la existencia de una molécula antitumoral originada dentro de un oncogén. Según el experto este descubrimiento será el punto de partida para encontrar muchos otros oncogenes y antioncogenes que cohabitan en el genoma y que, cuando su convivencia se deteriora, contribuyen al desarrollo de tumores en humanos.


Ejemplo de tres tumores de colon (imagen arriba) cuyo crecimiento fue inhibido (imagen debajo) por la molécula de ARN (acido ribonucleico) identificada que actúa como antioncogén. Imagen: IDIBELL

Un punto en común en todos los tumores humanos es que producen la activación de los oncogenes (genes causantes de cáncer) y provocan una pérdida de la función de los genes protectores, denominados antioncogenes o genes supresores tumorales.

Normalmente ambas categorías de genes, procancerosos y anticancerosos, se encuentran en regiones distintas de nuestros cromosomas.

Sin embargo, un estudio coordinado por Manel Esteller, director del programa de epigenética y biología del cáncer del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), revela la existencia de una molécula antitumoral que se origina dentro de un oncogén.

El hallazgo se publica esta semana en la revista científica Nature Structural & Molecular Biology.

El antioncogén identificado es un ácido ribonucleico largo no codificante (lncRNA), es decir, una molécula que no produce proteínas ella misma sino que se encarga de regular la expresión de otras proteínas.

En concreto, la molécula identificada se fabrica dentro de un gen que causa cáncer (SMYD3), por lo que su función en células sanas consiste en inhibir la acción pro-cancerosa del oncogén.

Si se introduce este fragmento de ácido ribonucleico a células cancerosas que crecen en el laboratorio o a tumores humanos implantados en animales de investigación es capaz de bloquear el crecimiento del cáncer.

“Creemos que este descubrimiento será el punto de partida para encontrar muchos otros oncogenes y antioncogenes que cohabitan en regiones de nuestro genoma y que, cuando su convivencia se deteriora, contribuyen al desarrollo de tumores humanos”, concluye Esteller.

Fuente: IDIBELL



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